El supuesto urdidor de la red de blanqueo marbellí pertenece a una de las grandes familias históricas de la ciudad califal
El apellido Cruz-Conde -el del abogado detenido en la operación Hidalgo- suena en Marbella a jet set, a lujo y a Milla de Oro. En Córdoba, de donde proviene esta saga, está impregnado de naftalina y de eso que llaman abolengo. Durante el siglo XX, cuatro Cruz-Conde han sido alcaldes de la ciudad, dos con el directorio de Primo de Rivera y otros dos en la dictadura franquista. El último fue Antonio, el padre del letrado Rafael Cruz-Conde y Suárez de Tangil, a quien la policía acusa de urdir una enorme red de blanqueo de dinero desde su despacho marbellí. Todavía algunos se cuadran al escuchar el apellido Cruz-Conde en Córdoba. Pero son otros tiempos y, aunque la familia sigue siendo adinerada, ya no tienen tanto poder e influencia como durante el franquismo.
El apellido Cruz-Conde -el del abogado detenido en la operación Hidalgo- suena en Marbella a jet set, a lujo y a Milla de Oro. En Córdoba, de donde proviene esta saga, está impregnado de naftalina y de eso que llaman abolengo. Durante el siglo XX, cuatro Cruz-Conde han sido alcaldes de la ciudad, dos con el directorio de Primo de Rivera y otros dos en la dictadura franquista. El último fue Antonio, el padre del letrado Rafael Cruz-Conde y Suárez de Tangil, a quien la policía acusa de urdir una enorme red de blanqueo de dinero desde su despacho marbellí. Todavía algunos se cuadran al escuchar el apellido Cruz-Conde en Córdoba. Pero son otros tiempos y, aunque la familia sigue siendo adinerada, ya no tienen tanto poder e influencia como durante el franquismo.
Al margen del puñado de plazas y parques que en la ciudad llevan el nombre de Cruz-Conde, basta una simple anécdota para hacerse una idea de lo que fue esta familia. La narró el psiquiatra Carlos Castilla del Pino en Casa del Olivo, el segundo volumen de sus memorias. Cuando este gaditano aterrizó en Córdoba para dirigir el Dispensario de Psiquiatría, Alfonso Cruz-Conde -tío del abogado detenido- era el alcalde de la ciudad. Y eran famosas las jaquecas que sufría doña Ángela, la madre del regidor. Cuenta Castilla del Pino que un día tuvo que ir a visitar a un paciente. Cogió un taxi y se extrañó de que el conductor no fuera por el camino más corto, que pasaba por delante del Palacio de Torres Cabrera, que hoy sigue siendo propiedad de los Cruz-Conde. "No podemos pasar por ahí, don Carlos; la madre del alcalde está con dolor de cabeza", fue lo que le respondió el taxista al psiquiatra. "En efecto, unos guardias desviaban el tráfico, o sea, los 10 o 15 coches que a lo largo del día pudieran circular por allí", recuerda Castilla del Pino.
Alfonso fue alcalde de Córdoba entre 1949 y 1951. Le sucedió en este cargo su hermano Antonio, el padre del abogado detenido. Continuaba así con una larga estela familiar de cargos públicos. Su tatarabuelo fue el primero de su estirpe en ser alcalde en el siglo XIX y su tío José Cruz-Conde -cuyo retrato está colgado en el Ayuntamiento de la ciudad- lo fue entre 1924 y 1926. Y hasta 1930 otro Cruz-Conde, Rafael, fue el regidor.
Antonio, el progenitor del abogado detenido, se casó con una hija de Fernando Suárez de Tangil y de Angulo, conde de Vallellano, que fue ministro de Fomento entre 1951 y 1957. Este conde también tiene una avenida en Córdoba.
Antonio, el progenitor del abogado detenido, se casó con una hija de Fernando Suárez de Tangil y de Angulo, conde de Vallellano, que fue ministro de Fomento entre 1951 y 1957. Este conde también tiene una avenida en Córdoba.
Con la recuperación de la democracia, la familia Cruz-Conde poco a poco dejó la vida política y se centró en sus negocios. Ninguno de los seis hijos que tuvo el alcalde Antonio, que es considerado por algunos uno de los mejores regidores que ha tenido la ciudad, siguió sus pasos. Fue en los años setenta cuando Rafael, el letrado detenido, se marchó a Marbella. Allí fundó el despacho de abogados Cruz-Conde en 1979, uno de los más importantes de la ciudad malagueña y que la policía sitúa en el centro de la trama de supuesto blanqueo de dinero. Rafael, alejado de los medios de comunicación, ha alcanzado durante estos últimos años el éxito en la abogacía y en la hostelería.
Este letrado no llegó solo a Marbella, le acompañó su hermano Fernando, quien también ejerció con él la abogacía en la Costa del Sol. Pero Fernando decidió colgar la toga y alejarse de ese mundo hace mucho tiempo. En 1993, fue ordenado sacerdote. Actualmente, es uno de los vicepresidentes de Cajasur, la caja de Córdoba en la que Iglesia tiene una importante participación. Incluso, Fernando fue uno de los candidatos que más sonó para ocupar la presidencia de la entidad hace unos meses. Pero el obispo de Córdoba, Juan José Asenjo, y la Junta de Andalucía, que tutela la entidad, se decantaron por otro sacerdote: Santiago Gómez Sierra. Todas las fuentes de la caja consultadas insisten en desligar a Fernando de su hermano Rafael y aseguran que su labor como letrado la dejó atrás a principios de los 90.
Fuente: ElPais.com
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