Imaginen que trabajan en el gabinete de comunicación de un partido político importante. Imaginen que han oido hablar de los blogs, de las redes sociales y de esas cosas. Imaginen que su líder político tiene el carisma de un calamar congelado en el fondo del frigorífico, junto con los guisantes, los helados y la escarcha. Y puestos a imaginar imaginen que deciden editar un videoblog del candidato, como si fuera una versión cañí de Ségolène Royal con barba. No seré yo quien les diga cómo deben hacer el videoblog, pues para gustos colores, pero me atrevo a sugerir diez elementos que deberían evitar a toda costa
Así que lean el post y luego, analicen:
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